Caracterización de la Arquitectura Sustentable – La Crítica Constructiva – Nº 16
La Crítica Constructiva - Arq. Di Costa
LA CRÍTICA CONSTRUCTIVA
NOTA Nº 16
CARACTERIZACIÓN DE LA ARQUITECTURA SUSTENTABLE
Por GUSTAVO DI COSTA
Mucho se ha dicho y escrito a la fecha en relación con la denominada Arquitectura Sustentable. Permítame el lector acordar lo siguiente: Para que una construcción pueda presentar las características de un edificio verde, debe al mismo tiempo, demostrar las ciertas particularidades. Primero, tener en cuenta el asoleado a la hora de la implantación y el diseño de las carpinterías, los cerramientos y la elección de los materiales y elementos constructivos para la ejecución de la piel de la obra.
En segundo lugar, evitar el desperdicio de los servicios (agua, luz, gas), mediante un buen diseño de las instalaciones y redes. Luego, resulta atendible el aspecto de las aislaciones térmicas, tendientes a evitar el consumo excesivo de aire acondicionado, evitando el empleo continuo de los sistemas de calefacción apenas desciende la temperatura.
El diseño, por todo lo expuesto, no puede basarse exclusivamente en la arbitrariedad de las formas, puesto que se torna imprescindible alcanzar una buena distribución de los locales a los fines de obtener un edificio luminoso que no dependa más de lo necesario de los sistemas de iluminación artificial.
En forma conducente con los parámetros sustentables, se deberá planificar un sistema de recolección de agua de lluvia y aguas grises, aspectos que se profundizarán en el corto plazo, dadas las reglamentaciones que en las distintas regiones del país se tornan obligatorias de cumplimiento para los profesionales del diseño de obras de arquitectura. En las técnicas para la reutilización de las aguas empleadas en la higiene personal o el lavado aplican el filtrado, acumulación y reutilización por medio de redes conectadas a los desagües de cada artefacto. En los sistemas de reciclaje del agua de lluvia, se disponen canaletas en el perímetro del techo para la recolección. Obviamente, si se desea acumular grandes cantidades de agua, es factible utilizar una cisterna o depósito bajo tierra, o en el caso que se demande menos agua, un pequeño tanque sobre nivel con una canilla, retirando en ambos casos las impurezas presentes en el líquido. El sobrante debe disponerse en un desagüe pluvial o derivarlo a la napa. La cisterna, al permanecer enterrada, puede redirigir el agua no utilizada hacia la red pluvial.
Tengamos en cuenta que estaríamos recuperando aguas grises en los siguientes valores: En el baño de una persona se descartan 100 litros en 5 minutos, en el lavado de ropa se evacuan 200 litros, en el lavado de una vereda se pierden 19 litros por minuto, en el lavado con manguera de un automóvil se destinan 500 litros, en el riego se evacuan 1.800 litros por hora. Podríamos continuar brindando ejemplos similares de este evidente derroche. Si bien es cierto que las aguas reutilizadas no son aptas para el consumo humano ni animal, ya que no se trata de agua potable, tanto los filtros como los reservorios pueden ser adquiridos, o bien, fabricados por el usuario.
Lo cierto es que, en la actualidad, al hablar de un edificio verde o sustentable, estamos haciendo referencia a un proceso continuo y no a un momento particular del diseño o de la materialización de la obra. Esto es, que, a través de toda la vida útil del objeto arquitectónico, desde el planeamiento, diseño, construcción, operación hasta el retiro y la renovación, todos los mencionados tópicos se encuentran estudiados en el análisis que debemos realizar al plantearnos construir un edificio de determinadas características.
El costo del ciclo de vida de una construcción sustentable se desprende del análisis llevado a cabo durante cada una de las etapas mencionadas anteriormente, aspecto que a los profesionales nos permite determinar cuál será la mejor inversión para alcanzar el objetivo prefijado y obtener como resultado el retorno esperado. No olvidemos que son múltiples actores los que intervienen en el diseño y materialización de las obras, desde inversores, promotores inmobiliarios, profesionales del diseño, empresas constructoras y usuarios, es decir, los consumidores finales del emprendimiento.
Los superiores costos iniciales de las arquitecturas sustentables, respecto de los verificados en la construcción tradicional, se transforman en economía en el futuro, gracias al ahorro que representan en materia de mantenimiento, consumos energéticos, emisiones de dióxido de carbono, etc.
Por Gustavo Di Costa (*)
(*) Arquitecto. Docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Palermo. Profesor de la Facultad de Arquitectura en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Co-Director de ConTécnicos SRL, empresa dedicada a la capacitación en temas de arquitectura y construcción (www.contecnicos.com.ar).