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Nuestra «Tradicional Construcción» La Crítica Constructiva – Nº 17

La Crítica Constructiva - Arq. Di Costa

LA CRÍTICA CONSTRUCTIVA

NOTA Nº 17

NUESTRA «TRADICIONAL» CONSTRUCCIÓN

Por GUSTAVO DI COSTA

Resulta absolutamente imposible manejar la marcha de una obra sin contar con una óptima planificación y programación de todas y cada una de las tareas. La etapa ejecutiva -eminentemente práctica- conforma un concatenamiento de diversas actividades, interconectadas (no sólo dentro de las instalaciones, sino, además, interactuando con otros rubros: Mampostería, revestimientos, hormigón, etc.), donde los fletes significan costos, así como también, los retrabajos y tiempos de espera. Demasiado se ha escrito en nuestro país sobre el tema de la competitividad en la industria de la construcción. Lo cierto es que la calidad de la vivienda representa una función significativa porque el ser humano no se cualifica solo con su voz y con sus actos, sino también, con su vivienda. Incluso, si esa «función representativa» se encuentra limitada por motivos económicos, siempre es factible distinguir en la vivienda ciertos aspectos de la persona.

Nuestra “tradicional” forma de construir, equivocadamente, tolera altos niveles de desperdicios. No hay más que ver el contenido de un volquete estacionado en la cercanía de cualquier obra para despejar dudas al respecto. El citado ejemplo conforma una clara muestra de los altos niveles de improvisación y retrabajos que la ausencia de ciertos documentos (planos de replanteo, detalles constructivos, etc.) provoca. Poco a poco, nos vamos a ver obligados a cumplir con las reglas de juego, para que en la pelea: Planificación y Programación versus Improvisación, el knock-out levante el brazo victorioso de una construcción realizada con calidad y buena vida útil. El desperdicio por falta de planificación no sólo abarca el proceso de materialización de la obra en su estadío de plena producción. El desmadre de recursos por falta de planificación se traslada, tristemente, a la vida útil de la construcción.

¿Por qué es importante la calidad en una vivienda? Porque la misma representa distintos aspectos: Un ambiente acogedor, estatus social, cordialidad, armonía familiar…, pero ese espacio interior siempre representa el espíritu humano y de una época. Por otra parte, los terrenos edificables no son inagotables…

La calidad de vida en las diferentes ciudades del planeta Tierra son diversas, ello se debe al éxodo del campo a la ciudad en el siglo pasado, pero tienen en común cierto orden y organización que produce una concentración extrema de energía vital. Por caso, el atasco de vehículos produce un estímulo estresante extremo, y los efectos de dichos estímulos se verifican en el nivel de enfermedades, por ejemplo, una ciudad moderada como Estocolmo suma un 30% más de enfermedades que todo el resto de Suecia. Así es como los habitantes de las ciudades deben pagar las ventajas de las cuales disfrutan, tales como ofertas culturales, instalaciones deportivas, hospitales de alta complejidad, etc.

Para muchos autores, no existe una solución ideal para el problema de las grandes ciudades, ni desde el punto de la psicología de la arquitectura ni desde la psicología urbana. Los esperanzados mantienen como solución algún plan constante y metódico, desde las políticas públicas habitaciones de los gobiernos de turno. Durante las últimas décadas, nos vendieron la idea de que la naturaleza y la civilización eran opuestas e incompatibles. Que el confort permanecía en las ciudades en contraposición con la brutalidad de la naturaleza…

Recuerdo a un renombrado arquitecto, ya fallecido, quien, en una entrevista radial que compartíamos y ante la pregunta del conductor del ciclo respecto de si la “casita del hornero” conformaba o no una obra de arquitectura, respondió negativamente, dibujando al mismo tiempo en su rostro, su clásica sonrisa socarrona…

Ante idéntica pregunta que se me formulara expresé: “Creo que deberíamos aprehender acerca del manejo que los ecosistemas llevan a cabo en materia de economía de recursos. Los arquitectos recibiríamos entonces una notable lección de organización, sistematización y trabajo en equipo…”

El otro entrevistado se fue sin saludarme…

 

Por Gustavo Di Costa (*)

(*) Arquitecto. Docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Palermo. Profesor de la Facultad de Arquitectura en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Co-Director de ConTécnicos SRL, empresa dedicada a la capacitación en temas de arquitectura y construcción (www.contecnicos.com.ar).

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