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Ortodoxia Arquitectónica – La Crítica Constructiva – Arq. Di Costa

LA CRÍTICA CONSTRUCTIVA    

Ortodoxia arquitectónica

 por Arq. Di Costa

La enseñanza ortodoxa de la arquitectura, aplica un especial énfasis en la formación de diseñadores, valorizando los aspectos socioculturales de la producción arquitectónica. Confía -excesivamente- en que los aspectos técnicos se completen fácilmente en los primeros años de actividad profesional, mediante la observación de los modos de producción de obra, tomando como base, los conocimientos aprendidos en las asignaturas técnicas. El éxito de un profesional se basa, especialmente, en su aptitud para llevar a feliz término la materialización de sus proyectos. Quien nos encarga una obra, muestra un especial interés en contar con un buen edificio, el cual satisfaga sus expectativas y necesidades. No le interesa encargar, solamente, un buen proyecto ni un buen material gráfico (carpeta técnica). Es por esta razón, que el profesional poseerá los conocimientos necesarios para lograr concluir, técnicamente, una obra. Pero no solamente eso, sino, además, llevarla a cabo dentro de los costos previstos, en el plazo esperado y con la calidad requerida, respetando fielmente el proyecto original.

La aplicación racional de los recursos se consigue con la implementación de métodos de trabajo, los cuales, no pueden adquirirse, solamente, mediante la experiencia. Es necesario incorporar el conocimiento teórico-sistemático, el cual permite aprehender la experiencia. Si debemos entregar una obra completa en un determinado plazo, no esperaremos hasta el final para saber si lo cumpliremos o no, sino que aplicaremos las técnicas de control de avance para saber (en todo momento), si lo estamos cumpliendo. En otro campo, al sospechar que una determinada tarea puede ser optimizada, en cuanto a su rendimiento, la observaremos con una mirada crítica, buscando modificar el método de trabajo para volverla más eficaz. En este sentido, los recursos de producción conforman los medios técnicos, materiales y económicos capaces de permitir obtener un producto mediante un determinado proceso de manufactura. Separada del contexto industrial, dadas las singulares características del producto final, la construcción de edificios se caracteriza porque su materialización es llevada a cabo en el lugar de su implantación (“in situ”), a diferencia de cualquier otro producto industrial. La utilización de los recursos debe adaptarse a esa particular modalidad, a pesar de las dificultades que ello representa en orden a la falta de aptitud de la obra para ser el propio ámbito donde se construye (clima adverso, distancias importantes a sortear para la entrega de materiales, etc.).

Salvando este primer escollo, podemos considerar que, para construir una obra, debemos disponer de recursos humanos para llevar a cabo el trabajo de producción, de recursos materiales para corporizarla y de componentes mecánicos capaces de aumentar el rendimiento de los dos anteriores. Toda mejora en la productividad supone una disminución en el precio del producto (en este caso, la obra), al representar un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles. Ello permite mejorar los salarios del trabajador, disminuir el precio de los productos e incrementar los beneficios de la empresa constructora.

Aspectos para nada desdeñables que la “Ortodoxia Arquitectónica” debería revisar…

 

Por Gustavo Di Costa (*)

 

(*) Arquitecto. Profesor de la Facultad de Arquitectura en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Co-Director de ConTécnicos SRL, empresa dedicada a la capacitación en temas de arquitectura y construcción (www.contecnicos.com.ar).

 

 

 

dicarq@yahoo.com.ar

 

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