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VOLVER AL FUTURO

Se sigue en esta segunda nota la actitud de nuestro Arquistone, interpretando La necesidades del nuevo Presipiedra de una incipiente región Neolítica y a los Arquitectos que lo prosiguieron a lo largo de la historia hasta la actualidad. Interpretación y comprensión, falencias y propuestas.

Al quedar tan satisfecho el productor agrícola con la construcción del Dolmen y de la excelente relación que mantuvo con nuestro Arquistone, decidió volver a llamarlo. Se volvieron a encontrar nuevamente en el tronco del lago, con la diferencia que ahora había más troncos, piedras chicas que formaban un círculo, en donde la gente se sentaba a comer o tomar algo. Apenas encontraron un lugar se acomodaron para conversar. Se saludaron (cariñoso y fuerte golpe de puño en el pecho): el Arqui miró el espacio que lo rodeaba (hacía mucho que no iba) y dijo; “…un patio de comidas…” ¡Qué buena idea! – mmm, no exagere Arquistone! Qué hermoso día neolítico” y continuó el agricultor… “necesito un Crómlech” dijo, el mismo que por su destreza y poder había adquirido ya un cierto liderazgo en el pueblo, y logró llegar a ser Piedrasidente. “Un Crómlech…¡¿!?, y dígame Piedrasidente…, qué es? El Arqui, ya había adquirido mucha experiencia gracias a sus errores y aciertos pasados, y empezó a desarrollar su estrategia, preguntar todo, y no quedarse con duda alguna. Y así supo como era un Crómlech, para que servía, cual era su destino, quien concurriría. Escuchó todo y aportó también conceptos e ideas. Como sabía bretón, tradujo la palabra como: Corona de piedra, un espacio abierto, circular, formado por menhires organizados en círculo alrededor de un dolmen, cuya función estaría destinada a un centro ritual que estuviese alineado con el sol, para ser conscientes de la época del año para una buena cosecha. El Piedrepresi agregó que lo quería como cementerio para arrojar las cenizas de los difuntos; reuniones de personas; ceremonias. “hasta podría servir para recitales; exposiciones de menhires esculpidos…”, aportó nuestro Arqui, “perfecto” respondió alegremente su cliente y golpeando fuerte con el puño en la mesa de piedra, pidió otra poción de cerveza. “como si fuese un microestadio…” aportó entusiasta el Aqruistone – “mmm, otra vez exagerando Arquistone!, ¿cuenta con personal calificado?, ¿cuánto tiempo va a durar la construcción?” – “si” respondió el Arqui – “tengo gente de primera: romanos; sajones; daneses; druidas y hasta contrataré al Mago Merlín. Para transportar los menhires tengo a un tal Obelisc, que es un especialista“ – “hablando de menhires-le interrumpió– quiero uno en el acceso, el más alto de toda la región, que se vea desde lejos, que refleje mi poder…” – Evidentemente el menhir es un símbolo fálico -Pensaba el Arqui –Todos los gobernantes quieren demostrar quien lo tienen más largo!!!!! Hablando del menhir, por supuesto. – Y la obra-continuó– según mi cromojeroglífico, andaremos en los 1.600 años, nos llevaran alrededor de 80 generaciones.

Pero tenemos que volver al futuro, saltando miles y miles de años y tal vez viendo como de una u otra manera las obras del hombre se van adaptando pero que en muchos casos conservan raíces milenarias. El DOLMEN: primer espacio interior, evidentemente madre de la arquitectura total; el Crómlech: tal vez la piedra fundamental para ideas futuras que a medida que pasaban los años, los milenios, se iba transformando y adaptándose a la época: el Ágora griego, el Partenón romano, templos, actuales plazas públicas, estadios… El Menhir, fijaba un territorio de pertenencia, un hito geográfico, o un acontecimiento significativo que marca un momento importante en el desarrollo de un pueblo. Quizás sean los obeliscos actuales, símbolos de poder, símbolos de pertenencia, o tal vez símbolos fálicos. Se puede también decir que es un monumento que determina un acontecimiento en determinado lugar u homenajeando o recordando un hecho histórico. Pero lo que aún no podemos determinar es como 7 u 8 mil años A.C. se construían Menhires; Dolmenes y Crómlechs en distintos territorios lejanos unos de otros, inclusive en distintos continentes, siguiendo casi exactamente las mismas directivas.

Pero en todos los casos son los Arquistones neolíticos, los Constructores y Arquitectos griegos o romanos, y los actuales, los que van desarrollando obras acorde a las necesidades humanas, o diseñando y proyectando espacios y funciones que la humanidad ignoraba necesitar. La Actitud del Arquistone, del Arquitecto es primordial.

El Arquitecto debe interpretar y respetar el deseo y objetivo de su cliente. Todos nosotros, profesionales o no, tenemos nuestros propios gustos; nuestra forma de ser exclusiva; hobbies; entretenimientos; tenemos nuestro lugar en casa; tenemos ese pasatiempo que nos hace feliz; a algunos nos gusta la luz; a otros la sombras de los bosques; las escaleras; los desniveles; la planta toda en un nivel… La vida nos fue moldeando, las realidades que vivimos, el entorno que nos rodeó, la pasión que embelese nuestra actividad, las posibilidades que nos dio nuestro destino, bueno, malo regular que hizo de cada uno de nosotros un ser único. Bendito aquel que supo nutrirse de la savia que transita por nuestros pensamientos, por nuestras venas, que nace del corazón y se extiende a cada célula de nuestro cuerpo transformando la vida en un pasaje de paz y comprensión con el prójimo.

Comprensión. Es el concepto básico al estar frente a un cliente. Deriva de “comprehensión”: facultad humana para entender y conocer. Entender las cosas, conceptos, sentimientos temples ajenos. Solo la comprensión nos puede llevar al respeto. Es la aptitud o astucia. La tolerancia o paciencia frente a determinada situación. Justificar o entender como naturales las acciones o las emociones de otros individuos. Es posible comprender a una persona de manera 1) literal, centrándose en aquellos datos expuestos de forma explícita: “…quiero 3 dormitorios…”, 2)crítica, con juicios fundamentados sobre los conceptos de forma y diseño: “…el mío, una suite de no menos de 20m2…” o 3) inferencial, este es muy importante, saber comprender entre líneas: “…y mi Suite la quisiera, como…, digamos…, prudentemente…, separada de los otros dormitorios…”

Un cliente (un Municipio; una Multinacional; una Pyme; el propietario de un terreno; la refacción de un baño) con una expectativa de un proyecto, grande, mediano o chico, una gran idea, una propuesta desquiciada, una utopía. A lo largo de la carrera profesional se nos van a presentar casos de todas formas y colores. Comprensión + Experiencia. Esta es la fórmula.

Tanto el Arquistone como el Arquitecto a lo largo de la historia de la humanidad hasta la actualidad, cuando se sienta el primer día frente a su probable futuro cliente y le dice: -Buen día Señor, en qué puedo servirlo.-tiene que tener la idoneidad emocional de escucharlo, comprenderlo y aconsejarle.

Veremos en nuestro próximo encuentro, la sutileza al interactuar con el cliente, el don de la paciencia, la energía positiva de nuestra experiencia, trataremos de dar lo mejor a favor del cliente, a favor nuestro y por sobre todo a favor de este hermoso planeta que nos acoge.

Arquitecto Alberto Szczygiel

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