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La Vivienda del Futuro


La crítica constructiva:

LA VIVIENDA DEL FUTURO

Por Gustavo Di Costa

El ciclo de vida completo del inmueble y su vida útil son ahora los verdaderos protagonistas. Pasamos del producto a la “usabilidad”, por lo tanto, el foco se centra en el cliente. Hablamos de edificios públicos, como residenciales y terciarios. Se tiende a fomentar la experiencia habitacional, creando relaciones e interacciones entre el usuario y los servicios del habitáculo. La Arquitectura no es solo diseño y estética, sino también, economía y habitabilidad.

La misión de la industria de la construcción es tender hacia la habitabilidad de las personas trabajando desde parámetros de eficiencia energética, sostenibilidad, salud, confort y seguridad, buscando soluciones habitacionales, los cuales aporten mayores prestaciones para el usuario. Prestaciones que, gracias a la tecnología, permiten afirmar que los edificios dejan de ser construidos con materiales, para incorporar la integración de soluciones tecnológicas responsables de mejorar la habitabilidad del usuario.

El viaje hacia el futuro del sector obliga a la transversalidad, para ello, es imprescindible la colaboración de todos los agentes del sector. Pero es cierto que el sector de la construcción es muy cíclico, y la duda es si estamos siendo capaces de hacer evolucionar y transformar este segmento más allá del ciclo actual. El cambio está aquí, pero se verifican inercias que se resisten. Son las promotoras y constructoras, quienes actualmente definen, junto con los fondos de inversión, los modelos habitacionales basándose en criterios de rentabilidad. 

Los requisitos del capital provocan una variación de la financiación en ese ámbito, favoreciendo a las constructoras. Entonces, sólo habrá acceso al crédito para los promotores más profesionalizados y serán los inversores quienes establezcan las normas. No obstante, si el único criterio para motorizar los modelos habitacionales es el de inversión en el producto, en el proyecto, ejecución y venta, nos olvidamos de la postventa, del ciclo de vida del producto, de su mantenimiento y de sus consumos. La monetización de la inversión ha de valorar toda la vida útil.

Es aquí donde ha de jugar un papel fundamental la Administración Pública. Para el cumplimiento de los compromisos ambientales, para con la solución habitacional, el sector demanda un empuje público y privado para potenciar, en el mismo diseño del proyecto, la eficiencia energética, la innovación y las nuevas tecnologías. El nuevo Código de Edificación, parece ser más flexible y prestacional, dejando libertad a los arquitectos, y limitándose a solicitar una serie de prestaciones y resultados. 

Nos encaminamos hacia una construcción inteligente y sostenible. La industria debe apostar por ofrecer al mercado soluciones integrales a este nuevo modelo de construcción. La transversalidad exige a las empresas unirse y buscar alianzas, para con sus productos, y así poder ofrecer soluciones integrales. En otra escala diferente a la de las soluciones y sistemas constructivos, se encuentran los datos de producto, y realidades como BIM, la automatización, y cómo se conecta un usuario con su vivienda y ella con el edificio, y el edificio con la ciudad y sus servicios. 

Un edificio son materiales, soluciones y también datos, no inteligentes, sino inteligibles. Apuntamos hacia la digitalización de los servicios que proporciona la industria, partiendo de la información de producto ordenada. Resultará imprescindible gestionar mejor la información de producto y el talento en las empresas, junto con la innovación en tecnología. De esta forma, empresas y profesionales caminan hacia la transversalidad intersectorial e intrasectorial. 

Las viviendas eficientes energéticamente, que actualmente conforman una opción diferencial, pronto serán obligatorias, y las empresas que no sepan adaptarse a esa nueva realidad quedarán fuera del mercado. El proceso requerirá nuevos perfiles profesionales y competencias, profesionales “verdes” y digitales, así como impulsar la incorporación de nuevas generaciones a la profesión. Existe un nuevo consumidor, el “home consumer”, un usuario híperconectado y que quiere ver satisfechas sus necesidades en el hogar. Asistiremos pronto a una realidad: La opción de compra no vendrá determinada sólo por la ubicación y el precio, sino cada vez en mayor medida, por la conectividad de la vivienda. 

Por Gustavo Di Costa (*)

(*) Arquitecto. Docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Palermo. Profesor de la Facultad de Arquitectura en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Co-Director de ConTécnicos SRL, empresa dedicada a la capacitación en temas de arquitectura y construcción (www.contecnicos.com.ar).

Gustavo di costa [dicarq@yahoo.com.ar]

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