Ing. Julián RiveraPatrimonio VitalPortadaVialidad para Arquitectos

Los Pavimentos Flexibles y su Entorno Ambiental

Acercando la Vialidad a los Arquitectos

INGENIERÍA / VIALIDAD PARA ARQUITECTOS

ACERCANDO LA VIALIDAD A LOS ARQUITECTOS

LOS PAVIMENTOS FLEXIBLES Y SU ENTORNO AMBIENTAL

(NOTA Nº 013 – OCTUBRE DE 2022)

Por JULIÁN RIVERA

El medio ambiente en el cual se va a materializar un pavimento flexible tiene una fuerte incidencia en cómo ese pavimento va a afrontar las cargas de tránsito solicitantes previstas durante su vida útil. Existen diversos modos de cómo eso puede analizarse.

Por un lado, hemos dicho que para que un pavimento sea flexible sus capas subyacentes (bases, subbases y subrasante) deben ser predominantemente granulares; razón por la cual el contenido de humedad de estas capas, o mejor dicho su grado de saturación, tiene una incidencia directa en su comportamiento estructural y en la evolución de diversos deterioros relacionables. Esto siempre con la posibilidad de representar un grado de variabilidad asociado a las estacionalidades existentes. Dado lo expresado, el régimen de escorrentías, lluvias y evaporación del entorno del pavimento tiene su incidencia. Para ello se suelen modelizar en los análisis estructurales tres fenómenos: la infiltración desde las capas superiores por no ser perfectamente impermeables, la saturación de capas por redes de escorrentías subterráneas y el ascenso capilar.

Por otro lado, también la condición de pavimento flexible se logra por contarse con una capa de rodamiento asfáltica; es decir, una capa constituida por un material compuesto cuyo ligante es el cemento asfáltico. Este ligante se reconoce por su reología, es decir su capacidad de resistir/fluir en función de la temperatura y el tiempo de aplicación de las cargas. De este modo, estacionalidades que llevan a altas temperaturas conllevan menores respuestas modulares y mayor incidencia de deformaciones plásticas permanentes; las que llevan a temperaturas intermedias a comportamientos óptimos frente al consumo por fatiga y las que llevan a bajas temperaturas a módulos excesivos y comportamientos frágiles asociados con fisuraciones. Además, altas velocidades de circulación implican bajos periodos de aplicación de carga, asociados a mayores respuestas modulares, y bajas velocidades a respuestas modulares menores. Se deduce de lo expresado, lo que se obtiene como respuestas antes las combinaciones de temperatura y velocidad.

Otros efectos pueden analizarse también, por ejemplo, la existencia de heladas, sus profundidades de penetración y su incidencia en función de los contenidos de vacíos y susceptibilidades de los materiales constituyentes. Otro ejemplo se tiene con la ubicación de la obra en cuanto a latitud por los ángulos de incidencia solar, la altitud, la existencia de vientos predominantes, etc. sobre la capa asfáltica y su envejecimiento.

Todo lo que hemos expresado, nos sirve para poder exponer la idea central del presente artículo: “que un pavimento flexible haya funcionado de buen modo (o mal modo) en una situación dada, aunque los materiales sean análogos y su demanda de tránsito también, no significa indefectiblemente que ubicado en otro entorno (o un mismo entorno modificado) deba funcionar también de buen modo (o mal modo)”. Es decir, lo empírico en tal sentido debe ser considerado con la inclusión también de las variables de entorno relacionadas con lo ambiental, de algún modo modelizadas.

AUTOR: Dr. Ing. Julián Rivera

CURRÍCULUM SINTÉTICO: Doctor en Ingeniería de Materiales UTN

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