«Soluciones más Eficientes” La Crítica Constructiva
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ARQUITECTURA / LA CRÍTICA CONSTRUCTIVA
Nota Nº 01/10: Octubre 2022
SOLUCIONES MÁS EFICIENTES
Por GUSTAVO DI COSTA
Como sabemos, el agua constituye un escaso recurso. Pero podemos exponer algunas técnicas y estrategias para minimizar su pérdida y consumo, así como los posibles ahorros económicos en saneamiento y depuración de las aguas residuales. Precisamente, en lo concerniente a la estabilización de las aguas servidas, la regla de oro radica en evitar su total contaminación. Coincidimos con Fernando Tudelo, representante de Naciones Unidas en la Comisión Económica para América Latina, cuando afirma: “Debe cuestionarse el consumo irracional del agua potable. Un inodoro demanda entre el 30% y 40% del agua que se destina al uso doméstico. Cada usuario contamina 50.000 litros de agua potable por año. Sólo el 1,2% de las aguas negras cuenta con residuos orgánicos. La eliminación de 1 litro de excremento exige 80 litros de agua, generalmente potable, escasa y cada vez más difícil de obtener”. En aquellos países más desarrollados, como Estados Unidos, Suecia, Reino Unido, Alemania y Francia, se llevan a cabo acciones para ahorrar el agua en el uso del baño, disminuyendo la capacidad de las cisternas con normas de obligado cumplimiento.
Para afrontar el tema de la economía del agua, existen tres grupos de soluciones a tener en cuenta:
Reducción de los consumos, Supresión de pérdidas y Utilización de agua reciclada. Con estos tres grupos podemos incidir en aspectos sociológicos, económicos y técnicos.
En cuanto a los sociológicos, es factible modificar los hábitos de higiene sin disminuir el nivel de calidad de vida, como por ejemplo, aplicando programas de lavado económicos en lavadoras y lavavajillas o utilizando la ducha en lugar del baño de inmersión.
En lo económico, logrando que la sociedad tome conciencia del volumen de agua consumida y pague en función de ello al disponerse medidores individuales.
En lo técnico, incorporando nuevos equipamientos sanitarios capaces de limitar o regular el volumen del agua, lográndose reducciones del 20% respecto del consumo interno.
En cuanto a la disminución de la pérdida de agua, tanto en las instalaciones domiciliarias como en la red de distribución, citamos importantes acciones a desarrollar: Emplear solo elementos de buena calidad (canalizaciones, griferías, equipos sanitarios), al respecto, muchos países han establecido y prescripto normas de calidad como las ISO (Organización Internacional de Normalización) y el CEN (Comité Europeo de Normalización); controlar la calidad en obra, en particular, la correcta ejecución de las uniones para el caso de canalizaciones enterradas o empotradas; y finalmente, efectuar regularmente el mantenimiento y conservación de las redes.
En paralelo, se pueden establecer acciones particulares como vigilar la calidad del agua distribuida: Si es dura, puede provocar un mal funcionamiento de los equipos, dando lugar a fugas; observar las canalizaciones con el fin de detectar eventuales pérdidas utilizando endoscopios y cámaras; y atender los equipamientos de depósitos de cisternas.
Reciclar el agua no solo es posible, sino un gesto profesional sumamente necesario. En la actualidad, existen distintos sistemas los cuales permiten hacer uso del agua de lluvia, las aguas grises, establecer consumos máximos en griferías y depósitos para inodoros y utilizar accesorios capaces de racionalizar el vital elemento. Los parques y jardines presentarán una vegetación nativa o adaptada para evitar un excesivo riego.
Si brindamos soluciones más eficientes y explicamos los motivos por los cuales elegimos una tecnología frente a otra, comparando resultados, fortalezas y debilidades, costos a mediano y largo plazo; los clientes serán mucho más receptivos ante nuestra imaginación, si contamos como guía con el interés de cada comitente sobre el proyecto, sus verdaderas necesidades y prioridades.
El avance tecnológico encuentra su fuerza impulsora y se retroalimenta de la interacción existente entre la investigación científica pura o teórica; la necesidad de respuestas ante situaciones puntuales; y la innovación y experimentación del empleo de nuevas tecnologías, materiales o elementos capaces de plantear, a su vez, originales desafíos para proyectar el camino siempre hacia adelante.
Por Gustavo Di Costa (*)
(*) Arquitecto. Docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Palermo. Profesor de la Facultad de Arquitectura en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Co-Director de ConTécnicos SRL, empresa dedicada a la capacitación en temas de arquitectura y construcción (www.contecnicos.com.ar).